miércoles, 21 de diciembre de 2011

Lachenalia bulbifera orange, siempre puntual por Navidad


De acuerdo con la Pacific Bulb Society, esta planta es la Lachenalia bulbifera, que todos los años florece, con una gran puntualidad, por Navidad, probablemente por las cálidas temperaturas otoñales que se dan en Murcia, donde el otoño es, prácticamente, una segunda primavera. En climas más fríos su floración se puede retrasar hasta el mes de marzo, pero hay que llevar mucho cuidado en su cultivo  en estos climas, ya que sus hojas no aguantarían temperaturas por debajo de los cero grados centígrados. El color verde de sus hojas es completamente uniforme y no tiene las manchas oscuras de la Lachenalia aloides "Pearsonii" .

Su cultivo es extremadamente sencillo. Sólo hay que llevar mucho cuidado, cuando llueve mucho, de no exponerla al sol, pues la parte de las hojas que sale del vértice del bulbo es muy vulnerable a la podredumbre y, aunque el bulbo no se perdería, no produciría vara floral. Por otra parte, es recomendable, cuando comienzan a salir los primeros brotes, ponerle unos granos de abono de disolución lenta y aprovechar el agua de lluvia, frecuente en esa época, para una mejor fertilización y evitar la necesidad de regar sobre mojado cuando se utiliza el abono líquido. Yo, como las lluvias han sido abundantes este año, no he tenido necesidad de regar. Cuando florece, es conveniente ponerla a la sombra, pues la vara floral no aguanta erecta una exposición continuada al sol y una vez que queda abatida, ya no se levanta. Además, a la sombra, la floración se prolonga durante más tiempo, casi un mes y medio. Los bulbos son extremadamente resistentes, tanto al calor como a la humedad y no suelen sufrir ataques de parásitos. Por último, es una planta muy prolífica, ya que se multiplica extraordinariamente por hijuelos y produce gran cantidad de semillas con un gran poder germinativo. Por ello, si se cultiva en maceta, es recomendable hacer sacas cada dos años.

Interesante enlace a la Lachenalia bulbifera

Otro interesante enlace sobre la propagación de la lachenalia

Y este otro sobre las enfermedades de la lachenalia











Esta libanesa, Myriam Faris, baila y canta muy bien.




jueves, 8 de septiembre de 2011

Por fin florecen mis amaryllis belladona

Hace unos tres años, un amigo me regaló ocho bulbos de amaryllis belladona. Durante todo este tiempo he estado esperando  que florecieran y casi me quedo sin disfrutar de ellas. Al regreso de unos días de viaje me he encontrado sus flores en la plenitud de su belleza. Yo achaco la tardanza de su floración a mí impericia, ya que durante dos años, cuando se les secaban las hojas a finales de mayo, dejaba de regarlas y las arrinconaba, para volver a regarlas a finales de agosto, siendo, creo, este mi error. Este año las cambié de maceta y no he dejado de regarlas y, por fin, han florecido, alguna vara hasta con nueve flores. Cuando las cambié me sorprendió la forma de sus raíces, totalmente distinta de las de sus "parientes" los hippeastrum.








Va por Héctor.


sábado, 13 de agosto de 2011

Héroes del verano

Aguantan a pleno sol y en maceta, prácticamente todo el día. Ignoro cuales pueden ser sus mecanismos de defensa para hacer frente al intenso calor de Murcia durante los meses de julio y agosto, con temperaturas al sol que pueden superar, a veces, los cincuenta grados centígrados. Mientras que otras plantas sufren daños irreparables o deformaciones en sus hojas, ellas o salen completamente indemnes o se recuperan con suma facilidad. Algunas hojas de hippeastrum en estas condiciones se deshidratan y se pierden definitivamente. 

Una de las que más me sorprenden es la que en mi pueblo llaman "laurel". Ignoro su nombre científico, pero estoy seguro de que mi buen amigo Kumquat enseguida la identificará. Está, prácticamente, todo el día expuesta al sol. Aún, en estas condiciones, sus flores parecen eternas y pueden durar hasta meses sin marchitarse. A pesar de que el riego sea escaso o nulo sobrevive. Cuando me he ausentado, a veces durante más de una semana en pleno verano, y a la vuelta me he encontrado sus hojas arrugadas, aparentemente casi secas, un pequeño riego obra lo que a mí me parece un verdadero milagro: a las pocas horas se las puede ver completamente recuperadas y sin apenas daño alguno. Pero es que no es, sólo, una planta adulta, sino que las pequeñas plántulas que crecen a su alrededor, ya que sus semillas tienen un gran poder germinativo, también sobreviven. Se comercializan otras variedades distintas a la que yo tengo, pero no tienen la resistencia y la fortaleza de esta. Las he tenido y su existencia ha sido muy efímera. Ya no las cultivo. Aquí está el "laurel":




 Que voz tan maravillosa tiene Kátia Guerreiro, una de las grandes fadistas que en la actualidad, afortunadamente, abundan en Portugal.




Quando à noite desfolho e trinco as rosas
É como se prendesse entre os meus dentes
Todo o luar das noites transparentes
Todo o fulgor das tardes luminosas
O vento bailador das Primaveras
A doçura amarga dos poentes
E a exaltação de todas as esperas
Quando à noite desfolho e trinco as rosas
És tu a primavera que eu esperava
A vida multiplicada e brilhante
Em que é pleno e perfeito cada instante
Quando à noite desfolho e trinco as rosas
És tu a primavera que eu esperava                    



sábado, 30 de julio de 2011

Hijuelos de hippeastrum: De nuevo, un dilema.


En una entrada anterior relataba el desgraciado final de un bulbo de hippeastrum, procedente de semilla, que había producido dieciséis hijuelos. Pues bien, hace unos días comprobé como a unos bulbos, nacidos de unas semillas de hippeastrum botánicos que me enviaron de Brasil, les empezaban a salir hijuelos. Las semillas, de striatum saltao, striatum petiolatum y blosfeldae, se sembraron hace un año y han tenido un desarrollo irregular. Pero lo que me ha sorprendido, sobre todo en el caso del saltao, es que el bulbo madre,que apenas tenía el tamaño de un hueso de aceituna, en algunos casos, había producido hasta cuatro hijuelos, aunque muy pequeños, un poco más grandes que un grano de arroz, y, en el caso del blosfeldae, sólo, un poco más grande. De ellos, sólo del petiolatum y del  blosfeldae han emergido hojas con un tamaño y un desarrollo de los que puede deducirse que podrían tener viabilidad. 

En las siguientes fotografías se muestran el striatum saltao y los hijuelos que le he quitado. Aparentemente no ha quedado ninguno.



En las que se muestran a continuación el blosfeldae y los hijuelos que produjo, de los que sólo he mantenido uno, del que ha emergido una hoja, aunque parece que, en algún caso, tiene adheridos algunos que me ha dado miedo separar pues podrían dañarse, en caso de hacerlo, tanto madre como hijuelos. Si se amplía la fotografía, en algunos casos, se puede ver que a algunos les emerge ya una minúscula hoja. 




Y en esta última fotografía se muestra el striatum petiolatum, al que he decidido mantenerle los abundantes hijuelos que ha dado, ya que tanto hijuelos como bulbo madre parece que se desarrollan con normalidad. Si se amplia la fotografía se pueden ver con claridad las hojas de los hijuelos.


Los hijuelos que les he quitado los he puesto en turba, pero dudo de su viabilidad. No obstante, seré paciente.

De otros bulbos de hippeastrum botánicos, psitacinum altibaia, papiliocalyptratum, reticulatum stratifolium y glaucescens,  procedentes de semillas sembradas en la misma época, no han nacido hijuelos

Me gusta Rola Saad, una excepcional cantante libanesa.



miércoles, 20 de julio de 2011

¿Odia Rimbaud a las flores?


Resulta difícil imaginar a alguien comparando a una azucena con un clister o, hablando en términos más castizos, con una lavativa, pero si el que lo hace es un poeta resulta más que paradójico, ya que, en general, casi siempre imaginamos a los poetas utilizando a las flores como un recurso capaz de transmitirnos emociones y ayudarnos a expresar sensaciones que trascienden el mundo de las realidades materiales.

Pues bien, hace unos días, curioseando por mis viejos libros, tropecé, casualmente, con Arthur Rimbaud y con uno de sus más famosos poemas, no por su calidad literaria, siempre opinable, sino por la parodia que hace de la poesía de su contemporáneo Theodore de BambilleLo que dice el poeta a propósito de las flores

                                                Arrastrado hacia negros azules
                                                donde el mar de topacios palpita
                                                se abrirán en tu noche los Lilios,
                                                del éxtasis lavativas.

                                                Y en nuestra época de sagú,
                                                cuando las plantas son laboriosas,
                                                el Lilio beberá azules tedios
                                                en tus Prosas religiosas.

Pero Rimbaud, además de estar al día en las nuevas tendencias poéticas, también parecía estarlo en el conocimiento de artefactos medicinales de uso íntimo como las clisobombas, suficientes, si lo unimos al de   los clister, para que pueda parecer sospechoso de coprofilia, además de contumaz e irreverente enemigo de las azucenas, a las que utiliza como excusa en otro poema: Lilio

                                ¡ Oh columpios! ¡Oh lilios! ¡Clisobombas de plata! 
                                ¡Que esquiváis los trabajos y despreciáis las hambres!                
                                ¡El amor detergente de la aurora os delata
                                y dulzuras de cielo os pringan los estambres!     

        
A pesar de todo, hay que reconocerle a Rimbaud el esfuerzo que hizo al documentarse para la composición del poema, gracias a lo cual y con esta relectura he descubierto la existencia de uno de los más grandes e influyentes botánicos del siglo XIX y que menciona en su poema: Louis Figuier 

Si alguien al leer esto siente curiosidad por la poesía de Rimbaud, le recomiendo que no pierda el tiempo leyendo completo el poema que parodia a Bambille. El barco ebrio u Ofelia pueden ser más gratificantes. Curiosamente, en este último Rimbaud utiliza las reglas poéticas que criticaba en Bambille. Los poetas es que son muy raros.
                          
                          En las aguas profundas que acunan las estrellas,
                          blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lilio,
                          flota tan lentamente, recostada en sus velos ...   
                          cuando tocan a muerte en su bosque lejano.
                          
                          Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
                          pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
                          más de mil años ya que su suave locura
                          murmura su tornada en el aire nocturno.
                          
                          El viento, cual corola, sus senos acaricia
                          y despliega, acunado, su velamen azul;
                          los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
                          y por su frente en sueños, la espadaña se pliega. 
                          
                           Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
                          mientras ella despierta, en el dormido aliso,
                          un nido del que surge un mínimo temblor ...
                          y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.

En este fragmento de Ofelia, en el que compara su palidez mortuoria con la blancura de la azucena , Rimbaud, está más respetuoso  y brillante con las flores y con las azucenas, en particular.






Escuchando a Tomás Luis de Victoria si que se puede alcanzar el éxtasis y tocar lo sublime. Creo que sólo desde la fe religiosa se puede llegar a componer esta música. Comprendo y admiro a los que la tienen. Maravillosa, sublime la interpretación de la Escolanía del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial.



                                           

lunes, 4 de julio de 2011

El reposo de los hippeastrum


Hace unos días, una buena amiga me pedía que le diera mi opinión sobre el reposo de los hippeastrum, circunstancia que aproveché para reflexionar sobre mi experiencia en el cultivo de estas plantas. Como ya indiqué en mi primera entrada de este blog, mi ignorancia sobre el cultivo de hippeastrum era absoluta, por lo que  tuve que acudir a las fuentes habituales de la "web", en las que, generalmente, se hacía referencia al reposo o descanso anual. Sin embargo, en ningún sitio se definía con precisión lo que se podía entender por reposo, aunque si se podía intuir que el bulbo, después del esfuerzo que supone la floración, necesita un descanso para reponer fuerzas e iniciar su nuevo ciclo con suficiente energía. Respecto a cuándo hay que iniciar el reposo, no he encontrado unanimidad en las fuentes consultadas y, a veces, son bastante contradictorias. He visto casos que hablan de que se debe iniciar en el mes de septiembre y otros, como la Wikipedia,  que nos remite al invierno. En resumen, después de todo lo leído, de lo que se trata es de dejar de regar y fertilizar la planta durante parte del invierno "para inducir un reposo anual", como se recoge en la enciclopedia referida, y reanudar aquellas tareas dos meses y medio después. 


Confieso que, en mi primer año cultivando hippeastrum, seguí, casi, con fe religiosa las recomendaciones sobre el reposo que daban las fuentes indicadas anteriormente, pero al observar directamente la evolución y el desarrollo de las plantas comenzaron a asaltarme multitud de dudas. Así, pude comprobar que las hojas de  los hippeastrum seguían creciendo en las épocas en las que se afirmaba que tenía que iniciarse el reposo. Bien es cierto que, para que crezcan las hojas de los bulbos, no es necesario que se les riegue, pero, no lo es menos, que, con el riego y la fertilización en ese momento de su ciclo vegetativo, se va a facilitar y mejorar su desarrollo y, en consecuencia, el "engorde" y la acumulación de reservas y energía para afrontar la nueva floración y, en su caso, la producción de semillas. Cuando descarté el reposo en el cultivo de mis hippeastrum, pude observar que, en el período en el que aquel se recomendaba, si bien es cierto que no salían nuevas hojas y las ya existentes  crecían más lentamente a lo alto, no lo es menos que sí aumentaban a lo ancho. También, recordaba que, a los hippeastrum que hay en algunos huertos de Ojós, los que habrá sembrados directamente en la tierra de los jardines y, sobre todo, los que crecen en su habitat natural ningún humano podría inducirles al reposo anual. Por ello, me parece poco recomendable seguir la indicación que se recoge en la Wikipedia de que es recomendable trasladar las macetas a un lugar fresco en invierno para buscar una temperatura óptima entre 13 y 4 grados centígrados, no sólo porque, si se encuentran en una zona donde se den temperaturas cálidas en invierno, supondría una incomprensible eliminación de una de las condiciones que se dan en su habitat natural, sino también porque un período tan prolongado sin humedad en las raíces podría dañarlas y su restauración un retraso en el crecimiento del bulbo y un derroche innecesario de energías en reponerlas. 


Al cultivarse los hippeastrum, generalmente, fuera de su habitat natural, creo que de lo que se trata es de crearles unas condiciones lo más parecidas a aquel. De toda la información que he recogido, se deduce que se desarrollan óptimamente en zonas cálidas y los grandes productores las buscan para ubicar en ellas sus grandes explotaciones, como es el caso de Terra Viva Bolbos que tiene en la ciudad brasileña de Santo Antonio de Posse, situada en el estado de Sao Paulo, 12.000 hectáreas dedicadas, fundamentalmente a la producción de hippeastrum, que cultiva durante todo el año.

En la zona donde yo vivo en la Región de Murcia, se dan unas magníficas condiciones para el cultivo de los hippeastrum. Salvo tres meses de calor extremo, que van desde mediados de junio a mediados de septiembre, y unos pocos días de frío, desde mediados de diciembre a mediados de febrero, el resto del año se dan unas temperaturas primaverales. Durante muchos días de invierno se pueden alcanzar hasta los 25 grados centígrados al sol y este año durante varios días del mes de enero se registraron temperaturas de más de 30 grados centígrados a la sombra, llegándose, incluso, un día a los 36, que es una temperatura habitual en pleno verano. Por ello, durante los meses de calor extremo, procuro proteger los hippeastrum de una exposición directa al sol y, cuando empiezan a descender las temperaturas, a partir de mediados de septiembre, poco a poco, voy colocándolos al sol y, en todo caso, sigo regándolos y fertilizándolos con normalidad, con las lógicas precauciones para evitar el exceso de humedad que pueda hacer posible la aparición de hongos. En resumen, yo no les doy el reposo anual, que habitualmente se recomienda. Es más, yo creo que hay una circunstancia que puede inducir a error en todo este asunto del reposo anual, y es que, como hacen todas las plantas, cuando son sometidas a temperaturas extremas y diferentes a las que soportan en su habitat natural, reducen y hasta pueden paralizar su actividad, y esto es lo que le ocurre a los hippeastrum que se encuentran a la intemperie en zonas con temperaturas bajas en invierno. Yo si los cultivara en zonas frías lo que haría sería exponerlos, dentro de los posible, al máximo a las zonas soleadas. Y si se pueden tener en zonas tipo invernadero o similar, mucho mejor. Pero en ningún caso darles reposo. Y esto lo hago extensible a todo tipo de bulbosas, sobre todo a partir de mi experiencia con unas semillas de fressia que coloqué, sin esperanzas de que pudieran germinar, en una jardinera con geranios que regaba con normalidad durante todo el año. Pues bien,  las procedentes de semillas dieron flores a la siguiente temporada con un vigor y una floración mayor que las que fueron sometidas al reposo anual y que dejé de regar a finales de mayo.


Y la siguiente es una foto de mi "hippe" favorito en una toma en la que se observan con claridad los trazos rosados.


Maravillosa esta cantante brasileña: Simone.



lunes, 27 de junio de 2011

Uña de gato


Conocí el nombre científico de esta suculenta,sedum sediforme, a través de la Enciclopedia Lusitana. En Ojós y, supongo, en toda la Región de Murcia se la conoce como uña de gato. Sus llamativas flores amarillas también son precursoras del verano y en la actualidad se encuentran en la plenitud de su floración. Es fácil encontrarse con ellas por los caminos de la huerta de Ojós y sorprende como se desarrollan con facilidad sobre las viejas tapias sin, apenas, sustrato para mantenerse, pero donde son más abundantes y se van extendiendo con suma facilidad es en las laderas que bordean la carretera que conduce a Blanca. Por algunas personas, haciendo un emplasto con ellas, se utiliza para aliviar o atenuar las molestias de las hemorroides.








Fabulosa interpretación de Iva Zanicchi.


viernes, 24 de junio de 2011

Llega el verano


Hay dos hechos que, en Ojós, anuncian claramente la llegada del verano. Uno, la maduración de las brevas y, el otro, la aparición de las hormigas macho. El primero se manifiesta en la pequeña alteración de la habitual tranquilidad de las primeras horas de la mañana a mediados de junio, rota por la peregrinación que se inicia cada día hacia las higueras, propias o ajenas, por vecinos de toda clase y condición para disfrutar de tan delicioso manjar. Algunas veces he participado en este ceremonial y lo que siempre me sorprende es que rara vez se coincide con otro "peregrino". Da la sensación de que hubiera un acuerdo tácito para el reparto pacífico del "botín". A mí las que más me gustan son unas que llaman de "piel de doncella" y que da una vieja higuera situada en un  tranquilo y apartado rincón de "La cañada del Chilín", propiedad de un buen amigo.





El otro es la manifestación del triste destino, para las hormigas macho, que supone el fin del vuelo nupcial. Durante uno o dos días miles de estos pequeños himenópteros, penosamente, intentan resistirse a su irremediable final. El pasado año fue uno en el que se pudieron ver las nubes más grandes, que se concentran, sobre todo, en torno a la luz de las farolas. De niños, creíamos que eran mosquitos e intentábamos combatir su inofensiva presencia encendiendo un "puro" de anea, al igual que hacíamos para ahuyentar, en este caso sí, a los molestos mosquitos que abundan entre los carrizos y cañares de la riberas del río. Plantas de anea y juncales que, prácticamente han desaparecido después de las obras de encauzamiento y de la construcción de la estación de aforos en el sitio conocido por "El Reconque". Hoy, sólo unas pocas, se localizan junto a la vieja presa del Solvente.

Pero hay un recuerdo que, casi siempre, acude a mi memoria cuando atravieso el puente de madera que une las dos riberas del río Segura a su paso por Ojós. El actual es heredero del viejo puente colgante que fue destruido por la gran riada de 1982, una de las más grandes y destructivas que se recuerdan, probablemente, por la deficiente administración de las aguas que se retuvieron, sin mucho sentido, en el  pequeño embalse conocido como Azud de Ojós, del que   parten los dos grandes canales del acueducto Tajo-Segura. Antes del acondicionamiento de esta parte de la ribera del río, casi debajo del puente, crecía una higuera borde que, allá por los primeros años setenta del siglo pasado, fue protagonista involuntaria de una extraña ceremonia, de la que fui testigo directo, y es que, todavía en aquella época, existía la creencia de que pasar por debajo de una higuera borde, durante la noche de San Juan, a un herniado haría posible su curación. Para que fuera efectiva esta práctica era necesario que intervinieran en el acto ceremonial un hombre, llamado Juan, y una mujer, llamada Juana.  Se pasaba al quebrado de los brazos de Juan a los brazos de Juana diciendo:

                                               Este hombre te entrego quebrado.
                                               Sano me lo has de dar.
                                               Tómalo Juana.  
                                               Dámelo Juan.

El herniado debía pasarse por debajo de una rama quebrada de la higuera que, después de la ceremonia, se ataba con esparto para que otra vez ligaran sus partes. Si esto último ocurría,  la hernia se había curado. Nunca fui a comprobar si la rama quebrada de la higuera había ligado, pero de lo que si tengo constancia es de que el herniado no se curó. Probablemente, no encontró los padrinos adecuados.

Esta práctica de "medicina popular" la vi recogida hace unos pocos años en un excelente libro de viajes de Julio Caro Baroja, Apuntes Murcianos, que anduvo por tierras del Valle de Ricote allá por el año 1950, en las que recoge muchas más. Hay una que me llamó especialmente la atención: la de hacer un puchero con carne de cachorros de perro para que, con la toma del caldo resultante, se pudieran curar los niños "encanijaos". Nunca había tenido referencias de estas prácticas y mi extrañeza y curiosidad me llevaron a consultar a algunas personas, que me confirmaron su veracidad y la de otras, igualmente extrañas, que relata el de Vera del Bidasoa.


Pasión Vega. Me gusta como canta esta española.


     

miércoles, 22 de junio de 2011

Geranios


Estos geranios son procedentes de esquejes recogidos de algunas plantas que sobreviven, asombrosamente,  por los huertos de Ojós tanto a la sequía como a los ataques de la "famosa" mariposa. Su aspecto después de los meses de verano, da mucha pena. Restos de tallos, prácticamente, "carbonizados", después del paso de la maldita  Cacyreus Marshalli, y algunos pequeños tallos con alguna hoja es todo lo que queda de ellos. Sin embargo, a partir de finales de octubre, con la segunda primavera que se disfruta en Murcia, comienzan, de nuevo a retallar y, aunque no pueden conseguir el esplendor que les darían unas condiciones adecuadas, ahí están resistiendo año tras año.

El porte de estos geranios no es el de los que, en la actualidad, se suelen vender en los viveros y floristerías y, a diferencia de estos últimos, sus tallos son muchísimo más altos, aunque se cultiven en macetas como yo lo hago y  este no sea el lugar adecuado.

De todos los que tengo, el que más me impresionó fue el rojo. Lo encontré hace cuatro años en un montículo que da acceso a unos huertos en los que se ha abandonado el cultivo de agrios. No había vegetación a su alrededor y estaba expuesto al sol durante todo el día. Se mantenía exclusivamente del agua de lluvia y allí aguantaba el calor infernal del verano de Ojós. En la época en que solía retallar le "robé" un esqueje que enseguida enraizó y he multiplicado varias veces. Hace unos meses lo acomodé en una maceta bastante grande y, después de situarlo en un lugar sombreado, presenta un aspecto sensacional y a los dos o tres espigados tallos que tenía, por la base le han empezado a surgir numerosos brotes. Ya ha sufrido el primer ataque de la mariposa este año y que he "solucionado" con una pequeña poda, único remedio en la jardinería casera, según mi opinión. Espero que no le ataquen por la base.





¡¡Qué tiempos los del Dúo Dinámico!!







lunes, 20 de junio de 2011

Partera y niñera de hippeastrum


Esto de ser partera y niñera de tantos hippeastrum, a veces, te da algunas sorpresas . Pero las que voy a mostrar aquí, creo, que desbordan la imaginación.

Hace unos días, revisando el estado de salud de los "hippes", tras las abundantes lluvias primaverales, fijé mi atención en uno al que estaban empezando a atacar los hongos. Al observarlo detenidamente, pude comprobar  como emergían dos cuellos perfectamente diferenciados y del mismo tamaño. A mí, no me parece que sea un hijuelo y, casi estoy convencido de que han nacido de la misma semilla unos "siameses". 

En la siguiente imagen se muestra la planta antes del saneamiento.



Y en esta otra, después de la limpieza de las capas infectadas de hongos y plantado de nuevo con la precaución, que no tuve la primera vez, de dejar medio bulbo sin enterrar y sujetarlo con unas piedras hasta que hagan buen asiento las raíces, ya que las fuertes rachas de viento lo tumbaban. Las semillas, creo, que fueron donación de un amigo o amiga mexicano. Ahora no recuerdo bien. Me dio miedo separarlos y parece que se desarrollan con normalidad. Por su aspecto, creo que florecerán la próxima temporada.



Que nadie crea que de mi admirado Mexico sólo salen cosas raras. Pero de una semilla, que me envío una amiga mexicana, nació un bulbo del que cuando, apenas tenía seis centímetros de diámetro, comenzaron a brotarle hasta 16 hijuelos. Se me presentó el dilema de quitar o no quitar los hijuelos y opté por dejarlos. El resultado no fue el deseado. El bulbo no aumentaba de tamaño y los pequeños tampoco. Un día lo toqué para comprobar su solidez y ya no había bulbo. Todo eran capas secas. Al ir a comprobar si los pequeños habían enraizado, la mayoría no lo había hecho. Trasladados, los que parecían más viables, a otra maceta no han sobrevivido. Tres quedaron en la primera maceta y uno parece que va a salir adelante, pero con mucha dificultad y el proceso de engorde va a ser lentísimo. Lo paradójico es que otra semilla "hermana" se va desarrollando con normalidad y no ha dado todavía hijuelos. En definitiva, los enigmas de la naturaleza

En la siguiente fotografía se muestra lo que queda de aquel prolífico hippeastrum, que merece prolongar su existencia con alguno de sus clones.



Pero lo que ya, casi, me tira de espaldas  es cuando compruebo que una flor de un vitattum  no se abría con normalidad, al contrario que las otras de la vara floral. Mi sorpresa fue mayúscula cuando, al abrirla, dentro vi un gusano muerto de un tamaño considerable. Esto me hizo recordar que, en algunas ocasiones, he comprobado como serpentean por las cápsulas de semillas lo que parecen ser unos delgadísimos gusanos blancos. No sé si tendrán alguna relación.

Pues bien aquí está el "gusanito".



Como todo no van a ser sorpresas desagradables, hace poco descubrí a esta estupenda cantante brasileña, Leila Pinheiro, que interpreta Serra do Luar que "gugleando" creo que está en Minas Gerais, donde se crían bonitos hippeastrum. Tendré que hacer alguna excursión por allí. 


Me ha encantado.

sábado, 18 de junio de 2011

Los otros


Un poco triste voy llevando el fin de la temporada de "hippes" que, además y como siempre, anuncia la llegada de los cuarenta grados. El año pasado fue horrible. A un verdadero diluvio le sucedieron más de cincuenta grados al sol y en mi ausencia algunos, prácticamente, se cocieron. No obstante, la experiencia me resultó útil. Por eso, una buena práctica es no regar cuando se prevén temperaturas altas extremas. El bulbo no se va a morir, pero la combinación agua calor es letal. Resultado: daños en las capas externas e internas del bulbo y amenaza de hongos.

Pero ya pienso en la nueva temporada, en la que espero ver florecer lo que queda de los semilleros de 2009 y algunos de 2010. En esta última, me sirvieron de base fundamental para la obtención de semillas unos hippeastrum vitattum, johnsonii, un rojo burdeos y dos de color rojo, de los que desconozco su nombre comercial, y que han servido de reproductores en los cruces con una amplia variedad de "hippes". En total unas 34 cápsulas, de las que puse a germinar semillas de 21. En 2011 puse a germinar el resto y no han perdido el poder germinativo.

El hippeastrum vitattum, para mí, ha sido el mejor reproductor de semillas. Germinan, prácticamente todas. Demuestran un vigor extraordinario en el crecimiento de las plántulas y, salvo accidente, se prevé que todas lleguen a florecer.



Sin embargo, el hippeastrum johnsonii me ha dado un resultado distinto. En apariencia, el desarrollo de la cápsula que contiene las semillas es normal, incluso de mejor aspecto que las demás variedades. Pero, de repente, la cápsula, que parecía estallar, prácticamente, se desinfla y se retrasa su ruptura. Una vez abierta, las semillas no presentan muy buen aspecto y el resultado de la germinación ha variado entre un 10 y un 50% por cápsula. Por ello no recomiendo la utilización del johnsonii como reproductor. Yo de ahora en adelante lo utilizaré como donante de polen.



Los dos hippes rojos han dado unos resultados, prácticamente, equivalentes a los del vitattum.


Todos los hippeastrum sufren un gran desgaste en el proceso de formación de las cápsulas de semillas, tanto en la estructura de sus capas como en sus reservas energéticas. No hay que olvidar que la vara, al objeto de conseguir las semillas, prolonga su ciclo vital, casi, cuatro veces más que si sólo se limitara a florecer. Por otra parte, la vara emerge desde el plato vasal entre las capas compactas que integran el conjunto del bulbo y se produce un hueco que va a afectar a las capas más jóvenes. Este conjunto de variables que se producen en el proceso de formación de semillas, aconsejan no utilizar bulbos de los que sólo se tenga un ejemplar, ya que podría perderse. Es prudente esperar a tener un hijuelo y después intentar sacarle semillas.

En el siguiente vídeo se recogen los frutos de la temporada de "hippes" 2011



jueves, 16 de junio de 2011

Palmitos en Ojós.


Probablemente, la mayor densidad de palmitos silvestres por metro cuadrado en la Región de Murcia se dé en los terrenos aledaños a la margen izquierda del río Segura a su paso por Ojós. Desde, casi, las crestas de las cumbres que rodean Ojós hasta los quijeros de la acequia de Ulea, en pedregales o en la mullida tierra de los huertos asientan sus raíces estos arbustos. En las zonas de difícil acceso para las personas se pueden encontrar palmitares con ejemplares más que centenarios. Las zorras, que suelen ser abundantes en esta zona, suelen contribuir a su propagación con la deposición de sus excrementos, ya que su fruto forma parte de la alimentación de estos animales y, por ello, se les llama dátiles de zorra. Sorprendentemente, en los terrenos de  la margen derecha del río no se encuentran palmitos. En mi caso no los he encontrado. Un auténtico enigma, ya que las características geológicas del terreno y las condiciones climáticas son similares. A veces he llegado a atribuir la ausencia de palmitares en esta zona, al mayor acoso que ha sufrido, históricamente, la zorra por los tramperos y sus cepos. Sin embargo, afortunadamente, ya no hay tramperos. En definitiva, un enigma.











Ojós 360º